
Debes creer siempre que la vida es tan extraordinaria como afirma la música
Novelista, corresponsal, crítica literaria, ensayista…, pionera del feminismo, historiadora, antropóloga…, Rebecca West (1892-1983) fue una autora tremendamente polifacética, una de las mejores escritoras del S.XX cuya obra se ha llegado a definir como brillante mezcla de Lilian Hellman, Hannah Arendt e Iris Murdoch. Nombre de uno de los personajes de Ibsen, Rebecca West es en realidad el pseudónimo con que la británica Cecily Fairfield alcanzaría prestigio y gran reconocimiento en una época donde las mujeres comenzaban a reivindicar su posición y hacerse valer.
«La familia Aubrey» es el primer volumen de la trilogía autobiográfica que la autora publicó en los años cincuenta. Inspirado claramente en su infancia, el relato aborda la vida de los Aubrey desde el punto de vista de una niña, Rose, que, una vez adulta, narra en primera persona las vicisitudes de un tiempo marcado por la gran incertidumbre económica que la familia hubo de afrontar, por la devoción hacia un padre siempre ausente y el amor de una madre desbordada por los acontecimientos e incapaz de no proyectar sobre los hijos sus aspiraciones frustradas.
A través de los ojos de Rose (alter ego de la autora), descubriremos los secretos e intimidades de una familia una pizca extravagante, integrada por dos adultos algo inestables que se aman pero no se comprenden y parecen por eso habitar mundos paralelos y un grupo de niños mucho más maduros de lo que les correspondería por su edad.
Piers, el padre, es un hombre absolutamente impredecible, un periodista culto y soñador, absorto en su propio mundo, en absoluto pendiente de las necesidades de una familia a la que, poco a poco, ha acabado por llevar a la ruina económica. La madre, Claire, una antigua pianista obsesionada por inculcar a los hijos su pasión por la música es también quien se ocupa de mantener a flote la casa y dar cierta estabilidad a los cuatro niños: Cordelia, la mayor, empeñada en ser una gran violinista pese a su falta de aptitudes, las gemelas Mary y Rose, pequeños genios del piano, y Richard Quin, el menor de los hermanos, a quien todos miman en extremo.
La autora recrea en su narración un universo muy especial, confronta la élite intelectual a la económica y nos asoma a la sociedad londinense de los primeros años del S.XX: a su acusada distinción de clases, prejuicios e hipocresías, a la inocencia y deslumbramiento con que acoge inventos como el automóvil que pronto se impondrían cambiando para siempre el ritmo y la vida en las ciudades, a la decadente belleza de un mundo que se extingue.
Un peculiar retrato de familia que salta de lo cómico a lo angustioso, del miedo a la esperanza, de la crítica a la aceptación, en un recorrido hacia la madurez marcado por los cambios y la sensación de pérdida que late siempre en el tránsito de la infancia a la adolescencia.
Una historia repleta de ternura, de sensibilidad y de matices que perfila unos personajes de gran talento cuyas aspiraciones no encajan en lo que habitualmente se considera triunfo social. Gente inconformista, muy consciente de su propia singularidad y de las ventajas e inconvenientes que su diferencia implica, capaz de huir de la incomprensión y la miseria a través de la música y refugiarse en su belleza ante cualquier problema.
Exquisita y sencilla la prosa de West, nostálgica y amable, pese a no ocultar ni rehuir la dureza de determinadas realidades.