Comyns, Barbara: Los que cambiaron y los que murieron

 

Cerró los ojos y olvidó las aciagas escenas de la mañana

«Los que cambiaron y los que murieron», título tomado de unos versos de Longfellow, es una novela extraña. Un relato oscuro, inspirado en el envenenamiento masivo que, a causa de una intoxicación alimentaria, tuvo lugar en un pueblo del sur de Francia en 1951.

La autora traslada ese suceso a su localidad natal, al condado de Warwickshire en Inglaterra y retrotrae los acontecimientos al verano de 1911 para adentrarse en la intimidad de los Willoweed, una familia algo estrafalaria, regida por una abuela tirana y egoísta que domina por completo al hijo y los tres nietos (huérfanos de madre) que viven con ella.

La historia comienza con la tremenda inundación con que el desbordamiento del río arrasa el pueblo. Tras ella y, cuando apenas comienza a recuperarse la normalidad, los vecinos se ven, de pronto, afectados por una desconcertante epidemia que provoca ataques de locura e induce a conductas suicidas. Lo que en principio parecen ser hechos aislados se va extendiendo rápidamente entre la población, generando un clima de tensión y miedo al contagio que desata el odio y la búsqueda de culpables a modo de chivo expiatorio.

Entretanto, la vida de los Willoweed sigue su curso: los niños juegan en la inmensa finca de la abuela, el padre se enreda en aventuras amorosas, las criadas sueñan un futuro diferente… y solo Emma, la hermana mayor, parece ser consciente de la gravedad de lo ocurrido y de la posibilidad de que su propia familia se vea afectada.

Narrada a modo de fábula, es esta una novela ácida y surrealista, muy divertida por momentos, con multitud de tramas y subtramas y personajes peculiares y muy bien perfilados, pero también con una gran carga de crítica social tras ese argumento extravagante y disparatado del que en realidad se sirve la autora para mostrar las miserias y la falta de generosidad que la catástrofe provoca en una comunidad donde la convivencia había sido siempre idílica mientras no hubo problemas.

 Barbara Comyns (1909-1992) construye así una historia sugerente y exquisita, repleta de detalles, de ironía y de un humor negro demoledor. Un relato original e inteligente de tono tragicómico, publicado por primera vez en 1954 (llegó a ser censurado en ese momento en Irlanda por la crudeza de ciertas descripciones), que cuenta de forma implícita mucho más de lo que aparenta.

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