
«Ya estoy en casaaaa…»
El redoble de un trueno en los cristales la sacó del sueño y rompió la pesadilla.
«Lauraaaa, Cristinaaaa…»
Despertó sobresaltada, presa del pánico y empapada en sudor.
«Niñaaas…»
Secó de un manotazo las lágrimas que corrían por su rostro y trató de serenarse. Si tan solo lograra extirpar aquella maldita voz de su mente…
Respiró hondo. A su lado, las chiquillas se removieron inquietas. También ellas lloraban en sueños cada noche pero pronto olvidarían, se consoló con un suspiro. Todo: el miedo, el monstruo, las heridas…
«Solo ha sido un sueño, pequeñas −musitó la madre con dulzura−, un mal sueño».
El espectral destello de un relámpago tiritó en la habitación y tiñó las sombras de ceniza. Se incorporó para arroparlas y entonces…
Un espasmo de terror enmudeció de pánico su garganta.
Quiso gritar y no pudo.
Y lo que vio la dejó paralizada.
(Continuará)
Relato publicado en el nº 13 (abril 2021) de la revista «El Tintero de Oro Magazine»


