Los hijos

 

Si no sigues viviendo no creces

La explosión de una central nuclear y la tremenda catástrofe ambiental que ello ocasiona, es el punto de partida de una obra, «Los hijos», centrada por completo en el tema de la crisis climática, la sobreexplotación de los recursos naturales del planeta y los problemas que por tal causa deberán afrontar las generaciones próximas.

Ambientada en un futuro indeterminado pero aparentemente cercano, la acción se desarrolla en una pequeña cabaña (también sin ubicar con exactitud) donde tras la explosión se han refugiado dos de los científicos responsables de la central, una pareja de sexagenarios que, en medio del desastre, intenta mantener una extraña apariencia de normalidad. Será el reencuentro con una antigua compañera de quien no habían tenido noticia en más de tres décadas, lo que les haga tomar conciencia de lo sucedido y los obligue a reflexionar sobre ello.

Galardonada en 2017 con el Premio Nacional de Teatro y abordando un tema de enorme actualidad, la obra pretende concienciar o ser al menos una llamada de atención sobre la propia responsabilidad personal en materia de cambio climático, más allá de la inacción y de los innegables errores atribuibles a gobiernos y poderes económicos.

El planteamiento de la historia, articulado en torno a esa reflexión sobre el legado que dejamos a los hijos (unos hijos que sin llegar en ningún momento a aparecer en escena son parte fundamental del relato) resulta muy interesante, deja en última instancia al espectador la conclusión sobre las motivaciones, comportamientos y alternativas de los protagonistas y refleja a la perfección los miedos, anhelos y decepciones de toda una generación.

Pese a ello, la trama resulta por momentos previsible en exceso ya que, tanto la relación existente entre los personajes como la responsabilidad de cada uno de ellos en lo ocurrido, se adivina fácilmente desde el comienzo de la función.

Destacar por último la interpretación de los actores, en especial de Adriana Ozores y Susi Sánchez sobre quienes recae en mayor medida el peso emocional de la obra y la sencillez de un montaje que huye de cualquier tipo de efectismo.

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