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Siempre serás un soldado herido que aún puede caminar
¿Preferirías amar más y sufrir más o amar menos y sufrir menos? Creo que, en definitiva, esa es la única cuestión, así comienza esta última novela del británico Julian Barnes, «La única historia» (Editorial Anagrama), una profunda reflexión toda ella en torno al amor, al paso del tiempo y su memoria, a la nostalgia.
Al regresar de la universidad para pasar el verano en casa de sus padres, Paul se apunta a un club de tenis donde conoce a Susan Macleod, una mujer de cuarenta y ocho años, casada y con dos hijas ya mayores.
La relación (mucho más que una aventura de verano) en la Inglaterra de los años sesenta entre este joven inexperto y la mujer madura, inteligente e ingeniosa que él evoca ahora mucho tiempo después, es el punto de partida de un relato que, desde la ilusión al desencanto, recorre todas las fases de un amor tan único como universal.
Una historia que habla de inocencia y de dolor, de entrega y egoísmo, de pasión y decepción, que nos enfrenta al paso del tiempo, a las heridas del amor (desamor) y al modo en que afrontamos el pasado.
Todo el mundo tiene su historia de amor. A veces ves una pareja que parece morirse de aburrimiento juntos y no te imaginas que puedan tener algo en común o por qué siguen viviendo juntos. Es porque en su día tuvieron su historia de amor. Todo el mundo la tiene. Es la única historia.
En un tono muy intimista, con sutiles toques de humor e inmensa melancolía, construye el autor una narración lúcida y brillante, intensa, contenida y muy bella que atrapa y conmueve de principio a fin.