Latidos de olvido

 

Te pierdo. Sé que te pierdo. Lentamente. Sin remedio. Y tengo tanto miedo…

El puñal que atraviesa mi corazón, a cada instante se retuerce más y más y de tristeza y soledad, de impotencia y desamparo, amargas lágrimas lloran mis ojos.

Y sin embargo…

 Eres tú quien pese a todo me rescata del dolor. De nuevo. Como siempre.

Sonríes y nada importa. El miedo, el cansancio, el frío, el futuro tan incierto… Todo se desvanece.

Tomo tu mano. En silencio. Muda la súplica en mis labios por no quebrar el hechizo.

Una ventana de visillos blancos filtra con dulzura el último sol de la tarde y un destello de felicidad, algo que no me atrevo a nombrar esperanza, me asalta por sorpresa.

La sonrisa fugaz que ahuyenta por ensalmo de tu rostro el desconcierto embruja mi alma.

Se clavan tus ojos en los míos y salvado un momento este abismo de olvido, siento de nuevo la magia que alguna vez  (tiempo antiguo y dichoso) habitó mi mundo.

Eternidad robada al más cruel, al más perverso e injusto ladrón de recuerdos a quien nadie se enfrentó jamás.

 

 

 

Esta Noche Te Cuento

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