
Ustedes consideran al individuo, nosotros pensamos exclusivamente en la familia.
Publicada en 1907, año en que Wharton se instaló definitivamente en Francia, «Madame de Treymes» es una novela breve en torno a la capacidad de ciertos convencionalismos sociales para limitar la libertad del individuo y condicionar su felicidad.
Tras la separación de su esposo, el marqués de Malrive, a causa de sus continuas infidelidades y talante despótico, la americana Fanny Frisbee vive ahora sola en París con el hijo de ambos, un niño pequeño que ha quedado a su cargo. Allí se reencuentra un día con un antiguo amor de juventud, John Durham, que pronto le propone matrimonio y logra ilusionarla de nuevo.
Obtener sin escándalo (para no perjudicar al niño) el divorcio del marido será a partir de ese momento el afán principal de la pareja. Asunto complicado por la religiosidad de la familia y su estricto apego a las tradiciones. Madame de Treymes, cuñada de Fanny, mujer sofisticada, orgullosa, calculadora y enigmática, también secretamente atrapada en un matrimonio desgraciado, será la interlocutora de ambos, quien fije las condiciones y quien finalmente parezca poder inclinar en un sentido u otro la balanza.
Las hipocresías de clase, el inmovilismo social, la forzosa resignación a que por su causa se encuentran condenadas las mujeres, son los temas que con enorme sutileza y alguna pincelada de humor Wharton plantea en su relato: la contraposición entre mundos y mentalidades opuestas que colisionan sin remedio, alterando equilibrios de poder nunca antes cuestionados.
La brillantez de los diálogos, la profundidad psicológica de los personajes (Madame de Treymes, en especial), las dobles intenciones que en ellos se adivinan así como la crítica subyacente bajo una trama solo sencilla en apariencia, hacen de esta historia una pequeña obra maestra a la que la autora da un final tan ambiguo como impactante.