Daños colaterales

 

Desde ese día nadie vende barquillos en el parque, no anidan las golondrinas en sus nidos, no ríen los niños y el tiempo parece para siempre detenido en un instante eterno. Ningún rastro queda ya de la magia y la felicidad, de la alegría y los sueños que alguna vez habitaron el lugar. Ha calcinado el sol la tierra, todo es gris y una desolada melancolía todo lo inunda. Entre las ruinas grita el silencio una plegaria. Un corazón vacío y dolorido llora su espanto. En nadie hallará consuelo. Triste, incómodo, invisible fantasma de una guerra antigua y olvidada. Trágico protagonista de un cuento sin alma, sin final feliz.

 

 

 

Microrrelato para el concurso «Relatos en Cadena» del programa La Ventana de la Cadena Ser.

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