
Los árboles chispeaban con encajes de escarcha
«Entrar en un bosque es acceder a un mundo distinto en el cual nos transformamos», dice Roger Deakin (1943-2006) en la introducción a un texto que es puro amor a la Naturaleza. En 1969, el autor compró una casa en Suffolk construida con madera de roble y castaño unos veinte años antes de que Shakespeare naciera. Él mismo se encargó de restaurarla, allí vivió hasta su muerte y de esa experiencia y de su relación con los árboles nace esta obra.
Escritor, documentalista, intelectual comprometido, la conexión con la Naturaleza, fue siempre una constante en la vida de Deakin. Sus Diarios del agua, única obra publicada en vida, alcanzaron un tremendo éxito de ventas y dan testimonio de su implicación en la protección del Medio Ambiente y de su activismo. Si allí hace un recorrido por los ríos, lagos y océanos de Gran Bretaña, en Diarios del bosque (obra publicada póstumamente en 2007) se centra en la importancia de la madera y en la influencia que los bosques han tenido a lo largo de la Historia en la vida de los hombres: refugio donde cobijarse, escenario de ritos ancestrales, sustento de la fauna y flora que los pueblan…, en un recorrido que, a modo de cuaderno de viaje, salpicado de múltiples referencias culturales (con enorme respeto hacia lo diferente), de olores, colores, sabores, muy sensorial, salta desde Inglaterra hasta España, Australia o Asia.
Un texto repleto de sensibilidad y de poesía, que nos adentra en un mundo fascinante con delicadeza y muchísima ternura, que nos hace detener la mirada en el rocío que impregna una telaraña, en el vuelo de una bandada de perdices, en la repentina carrera de unos ciervos asustados o el melancólico destello de la luz sobre las hojas.
Bellísimo relato que adquiere por momentos tono de fabula e invita a una lectura lenta y una contemplación pausada del mundo que nos rodea.