
El amor debería estar prohibido. Te da muy poco y te lo quita todo.
Estrenada en el pasado festival de Mérida, se representa estos días en Valencia «Fedra» bajo dirección de Luis Luque y en la adaptación que del mito hace Paco Becerra. Es ésta una Fedra diferente, inspirada al parecer en una versión del clásico griego anterior a la ahora conocida que en algún momento se perdió. Una historia con tintes muy actuales que se centra en la lucha interna de la protagonista frente a la difícil elección entre deber y sentimiento a que en un determinado momento la expone la vida. Enferma de amor, enamorada de su hijastro, ella se debate entre sincerarse y afrontar su deseo −en torno a ese deseo se articula toda la función− o mantenerse fiel a la moralidad y a los eternos y siempre implacables convencionalismos sociales.
Texto lleno de poesía y personajes muy bien definidos. Magníficos todos los actores y en especial Lolita Flores que, de un modo muy sobrio y contenido pese a lo que quizá se pudiera esperar, logra dar vida a un personaje atormentado, herido, cargado de erotismo y sentimiento. Una mujer combativa y libre que rechaza ser juzgada, que reclama respeto y defiende por encima de todo su derecho a amar sin miedo, sin culpa y en libertad.
El decorado, metafórico y muy visual, refuerza por último en todo momento y muy acertadamente (imágenes, luces, sonido) el drama que sucede en escena.