
Ni yo quiero a nadie, ni ninguna persona me quiere a mi.
Clásico de la literatura juvenil, «El jardín secreto» es junto a «El pequeño Lord» una de las obras más populares de su autora, Frances Hodgson Burnett (1849-1924). Una historia inicialmente publicada por entregas, íntegra a partir de 1911, en torno al valor de la amistad y el cuidado de la naturaleza que admite distintos niveles de lectura y no habría de ser catalogada como novela infantil únicamente.
Tras la pérdida de sus padres a causa de un brote de cólera, Mary, la protagonista del relato, se ve obligada a regresar de la India a Inglaterra para quedar a cargo de un tío a quien se encomienda su tutela. Siempre rodeada de sirvientes y al amparo de un aya que satisface al instante todos sus caprichos, Mary es una niña déspota y egoísta que ha crecido sin el cariño de unos padres para quienes apenas existe ─el padre centrado solo en su trabajo, la madre en las fiestas y eventos propios de la India colonial─, que no siente amor por nadie y a sus diez años ni siquiera es capaz de vestirse sola. Tampoco en Inglaterra hallará inicialmente ninguna calidez por parte de ese tío a quien no conoce, un hombre hosco y solitario, amargado por la muerte de su esposa, que le infunde más temor que curiosidad. El trato con los criados de la enorme mansión de Yorkshire que a partir de ahora será su hogar, el contacto con la naturaleza, el modo de vida tan diferente respecto al que ella conocía, irán no obstante dulcificando poco a poco el carácter de la niña e ilusionándola de un modo que ella misma nunca hubiera creído posible.
El misterio que esconde la casa, la inmensidad del páramo como territorio a descubrir, el ritmo de la estaciones y la belleza de su cambio, marcan el tono de una historia inteligente y divertida, repleta de magia y de ternura donde la amistad se alza como tabla salvadora frente a tristeza y soledad. Una historia de múltiples matices que deja también al descubierto el dolor y las secuelas que la ausencia de lazos afectivos provocan en los niños.
El jardín secreto que da título a la novela sirve de marco a la gran evolución psicológica de Mary y es también metáfora de complicidad entre los personajes que pueblan la trama.
Preciosa y delicada, una historia inolvidable.