
Eso es lo que este país necesita: ¡más libros!
Primera novela de Christopher Morley (1890-1957) con la que logró un gran éxito editorial en su momento, «La librería ambulante» (Editorial Periférica) es una bellísima historia repleta de ternura, delicadeza y pasión por los libros.
Ambientada en la América rural de principios del S.XX, la trama nos adentra en la vida de Helen McGill, una mujer al borde de los cuarenta, dedicada por completo al cuidado de su granja que, cuando el hermano con el que vive se lanza a la literatura y logra publicar un libro, comienza a sentir el vacío y el peso de la monotonía de sus días. La llegada a la granja de un vendedor de libros ambulante que recorre el país de pueblo en pueblo en un viejo carromato ofreciendo su mercancía, la hará emprender un nuevo rumbo y la llevará a descubrir la posibilidad de otra vida.
Con sencillez y mucho sentido del humor, con ecos de Thoureau, Whitman, Twain e incluso Cervantes, autores muy presentes a lo largo de la historia, Morley arma una novela exquisita, repleta de amor por la naturaleza, por la cultura, por el trabajo bien hecho, cargada de buenos sentimientos, optimista ante el futuro, alegre, con un trasfondo moral y filosófico que no eclipsa lo divertido (delirante en ocasiones) de la peripecia a que somete a sus protagonistas, unos personajes tremendamente carismáticos de los que el lector se enamora de inmediato
Novela breve repleta de detalles, de aromas y sensaciones, que habla de la literatura como fuente de felicidad y de consuelo y plantea la necesidad, la obligación moral incluso, de llevarla a todas las gentes y rincones del mundo.