Roth, Joseph: La marcha Radetzky

El mundo en el que aún merecía la pena vivir estaba condenado a desaparecer

Novelista austriaco de origen judío, Joseph Roth (1894-1939) es uno de los mayores exponentes de la llamada literatura del exilio, uno de los más afamados escritores de la Europa de entreguerras cuyas obras fueron prohibidas y llegarían a ser quemadas en la Alemania nazi. Afincado como periodista en Berlín desde 1920, tras la llegada de Hitler al poder marchó a Viena. El auge del nazismo austriaco pronto lo obligaría sin embargo a huir también de allí. Saltando de una ciudad a otra, viviendo en hoteles, escribiendo en los cafés, fue en París donde pasó sus últimos años y donde en 1939, poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, murió alcoholizado y enfermo de tristeza. Toda su familia desaparecería luego en los campos y su esposa, aquejada de esquizofrenia, sería objeto de eugenesia.

Marcado profundamente por la caída del imperio austrohúngaro, por el que luchó durante la I Guerra Mundial, la añoranza por la patria desaparecida, el sentimiento de pérdida, el desamparo frente a un mundo nuevo y desconocido, son una constante en sus historias, siendo quizá en La marcha Radetzky, la más conocida de todas ellas, donde alcancen su máximo exponente.

Publicada en 1932, la novela aborda el declive del imperio austrohúngaro a través de la vicisitud familiar de los Trotta. Tres generaciones de soldados al servicio del emperador que desde la batalla de Solferino (1859) hasta el estallido de la I Guerra Mundial (1914), sirven al autor para un recorrido histórico cargado de pesimismo y desencanto ante el futuro. Con una prosa sobria y contenida, Roth enlaza la psicología de sus personajes, su peripecia vital, a los hechos históricos que laten de fondo y atrapa al lector en esa sensación de melancolía y decadencia que recorre la novela. Algo que recuerda mucho por momentos el tono de Stefan Zweig, el pesimismo y desencanto propio de una generación marcada por el horror y la desesperanza.

Padre, hijo y nieto son el hilo conductor de una trama que convierte la marcha  Radetzky (marcha militar) en símbolo de lealtad y tradición, que explora los cambios políticos y sociales nacidos del paso de los años, la pérdida de identidad a que conducen y las tensiones que llevarán finalmente al colapso del imperio. Todo ello en una narración vívida y repleta de matices que plasma con detalle la cotidianeidad de la época, las motivaciones y dilemas de los protagonistas, que aborda el fin de una era y solo puntualmente tiñe de ironía la tristeza de su atmósfera.

La saga familiar de los Trotta continuaría tiempo después en La cripta de los capuchinos (tumba del emperador, símbolo de un pasado muerto y enterrado) en el afán del autor por ahondar en las causas del fracaso del imperio.

Deja un comentario