Caspary, Vera: Laura

 

El mayor entretenimiento gratuito para la gente es el crimen

Guiones, novelas, cuentos, obras de teatro… Vera Caspary (1899-1987) abordó con éxito todos los géneros literarios, siempre desde el misterio y siempre salpicando sus tramas de apuntes favorables a la independencia femenina. Protagonizadas por mujeres fuertes, sus historias muestran personajes que, pese a hallarse amenazados, no encajan en el papel de víctima o jovencita en apuros tan característico del relato negro de la época. Laura, su novela más famosa, es claro ejemplo de ello.

Estructurada en cinco partes con distintos narradores en cada una de ellas, el relato comienza con la muerte de Laura Hunt, joven de la alta sociedad neoyorkina asesinada en su apartamento. Nada sabemos en ese momento de un personaje cuya historia irá siendo reconstruida poco a poco mediante el testimonio de amigos y sirvientes durante la investigación policial.

Para solucionar el problema de la muerte de Laura tiene usted que resolver primero el misterio de su vida. Eso no es una tarea sencilla. Ella no tenía ninguna fortuna secreta, ni rubíes ocultos. Pero le advierto, McPherson, que las actividades de los estafadores y contrabandistas parecen sencillas comparadas con las de una mujer moderna, advertirá al detective encargado del caso uno de esos amigos, Waldo Lydecker (narrador de la primera parte), dejando ya intuir con semejante declaración el carácter de la protagonista.

Más allá de las pesquisas para descubrir al asesino, la intriga de la novela gira en realidad en torno al personaje de Laura, una mujer en la treintena a punto de casarse, moderna, inteligente, con enorme personalidad, aspiraciones propias y mayor nivel económico que su prometido, un hombre ─Shelby Carpenter─ a quien ella consiente cualquier capricho, mima en exceso e incluso consigue un empleo. Inversión de roles muy llamativa para la época.

 La autora moldea así un personaje fuerte e independiente, opuesto por completo al estereotipo de mujer creado por la novela negra durante los años cuarenta, muy novedoso y muy arriesgado teniendo en cuenta la libertad exenta de prejuicios con que Laura se comporta en una historia escrita en 1942.

El hecho de estar contada desde varios puntos de vista, por distintos personajes, cada uno con una información sesgada y sentimientos encontrados respecto a lo sucedido ─incluido un detective, Mark McPherson, que pronto pasará de despreciar a Laura por frívola y superficial a obsesionarse con ella─ hace que la historia se vaya completando como un puzle, con un giro argumental en determinado momento que le da la vuelta por completo.

Caspary logra con todo ello una historia de género muy alejada de los cánones clásicos, con una trama muy bien armada y unos personajes poliédricos y complejos, dibujados psicológicamente con detalle.

Planteada inicialmente como obra de teatro (de ahí la estructura en cinco actos) y luego como guión cinematográfico, la autora transformó su obra en novela tras los continuos rechazos de que fue objeto. Finalmente, sin embargo, sería llevada al cine por Otto Preminger para convertirse en uno de los referentes del género. Una adaptación que, pese a algunas variaciones, se mantiene fiel al argumento original aunque suaviza en exceso el comportamiento del personaje principal, traicionando el espíritu y la intención con que fue concebido al hacerlo mucho más convencional, algo que Caspary trató de evitar sin llegar a lograrlo.

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