Walpole, Horace: El castillo de Otranto

 

Sin duda, este castillo está encantado

Escrita en 1764, El castillo de Otranto es la novela iniciática de un género literario ─la literatura gótica de terror─ que despuntaría con enorme éxito un siglo después. Su autor, Horace Walpole (1717-1797), político y escritor británico cautivado por la historia medieval, combinó en ella elementos propios de las novelas de caballerías con los del terror, dando así origen a una nueva corriente que alcanzaría su mayor momento de esplendor durante el S.XIX (es clara por ejemplo su influencia en Mary Shelly o Allan Poe).

Manfredo, señor del castillo de Otranto, es un tirano despiadado y sanguinario obsesionado por la continuidad de su linaje. El día en que debe celebrarse la boda de su hijo, el chico muere aplastado por una armadura caída de la nada. Un enorme casco idéntico al de la estatua del príncipe Alfonso, anterior señor de Otranto, cuyos derechos dinásticos se sospecha fueron usurpados. A partir de ese momento, bajo el auspicio de una antigua maldición, una imparable sucesión de acontecimientos sobrenaturales cambiará el destino de Manfredo, de su familia y de sus súbditos, introduciéndolos en una terrible espiral de violencia y destrucción.

Desde ese punto de partida, el autor perfila una atmósfera opresiva, sombría, cargada de tensión, recorrida por unos personajes llenos de motivaciones ocultas en una trama repleta de giros argumentales, donde el desasosiego es constante y lo sobrenatural e inexplicable añade suspense a la narración.

Lances, espectros, traiciones y mucho misterio para una historia con la ambición como tema de fondo, donde el propio castillo se convierte en personaje, escenario siniestro descrito al detalle del que surgen criptas, oscuros pasadizos, intempestivos chirridos… Elementos todos ahora muy reconocibles pero tremendamente novedosos en el momento en que Walpole los imaginó.

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