Tragedias cotidianas

 

«Que le cooorten la cabeza» sentenció furiosa la avaricia, cual perfecta reina de corazones. Al instante, de su humilde paraíso un hombre fue expulsado. Condena de indigencia, desamparo y soledad. Ejecución inmediata.

 En un banco del parque, llora un anciano su miedo y su derrota. De su desgracia, ciega como suele, la justicia aparta la mirada.

Un vendaval furioso y destemplado asola cada rincón de la ciudad. «Hagan juego, señores, hagan juego…», desliza zalamero entre sus ráfagas.

Borrachos de ilusión y de esperanza, aún ignoran los incautos que siempre en este juego al rojo ganador apuesta sin riesgo la banca. Continuar leyendo «Tragedias cotidianas»

Cinco horas con Mario

 

Leer y pensar es malo, Mario, convéncete

Imposible desligar a Carmen Sotillo de Lola Herrera. Personaje e intérprete se reencuentran de nuevo en el mítico monólogo de Miguel Delibes cuarenta años después de su estreno y tras más de quince desde su última representación, en este nuevo montaje que, según ha reconocido la actriz, pretende ser su despedida de las tablas.

 Adaptado en su momento por el propio Delibes y bajo dirección también ahora como entonces de Josefina Molina, el texto nos sitúa frente a la última noche que la protagonista pasa velando el cadáver del marido, muerto de forma repentina, iniciando frente al féretro, al fin con él a solas, una conversación plagada de reproches que de inmediato descubre las personalidades de ambos y los conflictos de un matrimonio sólo en apariencia perfecto. Continuar leyendo «Cinco horas con Mario»

Duerme Sherezade

 

En medio de un bosque espeso y muy oscuro que nunca traspasan los rayos del sol, una dama de nieve duerme entre las sombras. Gritos de lechuzas, largos, escalofriantes y aterradores aullidos pueblan su noches, acuna el viento sus sueños y el aroma de un embrujo, de tan antiguo ya casi olvidado, todo lo inunda. Una lágrima gélida y amarga resbala a veces de sus ojos cansados. Quizá entonces recuerde. Quizá entonces, tibias la fe y la esperanza, con candor murmure su alma una oración. Continuar leyendo «Duerme Sherezade»

La vuelta de Nora

 

He sido una muñeca grande en casa de papá

Una llamada a la puerta, la misma puerta que la protagonista cerró de un portazo quince años atrás, marca el punto de partida de una función −segunda parte del clásico de Ibsen «Casa de Muñecas», escrita por Lucas Hnath y dirigida por Andrés Lima− que, tras su regreso al hogar, sitúa a Nora frente a las consecuencias que para la familia tuvo su abandono. Convertida ahora en famosa escritora de éxito ella vuelve a casa al cabo del tiempo para formalizar finalmente el divorcio, provocando así un tremendo terremoto emocional, plasmado primero en el dolor y la incredulidad de hijos y marido, que habían llegado incluso a darla por muerta y en los reproches y recriminaciones de que la harán objeto poco después. Continuar leyendo «La vuelta de Nora»

El pintor y su musa

 

Es tan corto el amor y es tan largo el olvido…

Pablo Neruda

Solo en la quietud de su estudio, entre telas, brochas y acuarelas, el viejo pintor hallaba consuelo. Frente a su atril, sobre un destartalado taburete, dejaba la vida pasar. Sus manos artríticas y un velo de cataratas, hacía ya mucho le impedían pintar. El espectro de la pobreza rondaba sus días y una tristeza helada desbordaba su alma. Sentía el aire cargado de ausencia y un frío impropio, un soplo gélido que no desaparecía jamás, hacía su cuerpo temblar. Habitaba un mundo de sombras, de recuerdos y añoranzas. Todas sus horas eran iguales ahora y él un hombre hueco que nada podía ofrecer, un viejo solitario que abrazaba fantasmas y quizá, solo quizá, de cuando en cuando, soñaba.

Una vez había estado enamorado. Y ese amor su mundo entero puso del revés. Continuar leyendo «El pintor y su musa»

Cuento de invierno

 

Anochecía sobre la batalla. La negrura del invierno difuminaba lentamente brumas y horizonte y un día para la historia −mortífera y sangrienta como pocas aquella jornada de diciembre− dejaba tras ella. Había comenzado a nevar y muy pronto habría de borrar la tempestad las huellas del horror, la borrasca inclemente del combate todavía a esa hora tan visible en la llanura. Hoyos de lodo, charcos de lluvia, caminos deshechos, pasos de hombres a pie o a caballo, carros pesados…  Austerlitz ardía entre las sombras.

Un viento glacial recorría el corazón de Europa y el eco lejano de un redoble de  tambores, de un caótico clamor de trompetas, estandartes, sables, bayonetas… arrastraba en su estela.

Un tumulto de lodo y sangre empapaba la tierra a la espera de que al fin, poco a poco, con su inmaculado manto, la nieve lo cubriera. Continuar leyendo «Cuento de invierno»

Barberá, Francesc: El hombre que cabía en la palma de su mano

 

…Se acurrucó entre sus dedos y apretó el puño con todas sus fuerzas

«El hombre que cabía en la palma  de su mano» de Francesc Barberá, es una originalísima colección de relatos breves, tan breves que más que de microrrelatos habría que hablar en muchos casos de nanorrelatos.

Suicida

Se arrojó a su vacío interior

Discreción

El inmortal se llevó su secreto a la tumba

Insisten mucho los amantes del género en la importancia de que nunca un microrrelato pueda confundirse con un chiste, una ocurrencia, una anécdota o un aforismo. Por muy breve que sea la narración debe contener siempre una historia, un cuento que para completarse precisará del otro lado una lectura activa, inteligente y cómplice. Eso es exactamente lo que encontramos en este libro, una serie de pequeñas y muy variadas historias que, saltando de un género a otro, se mueven entre la ironía, el humor (negro casi siempre) la crítica social, la ternura, la fantasía… todas ellas construidas de un modo muy inteligente y muy cuidado. Logra siempre el autor encontrar la palabra exacta, juega con elipsis y silencios que obligan al lector a adivinar lo que sucede, sorprende con ingeniosísimos juegos de palabras y nos introduce poco a poco en un mundo propio y muy particular. Continuar leyendo «Barberá, Francesc: El hombre que cabía en la palma de su mano»

Victoriano, R. Ariel: Escarcha

 

Una vez que la escarcha cruje por la presencia de la ternura, es inevitable que se comience a derretir.

Diecinueve cuentos integran esta Antología (la tercera tras «El sonido de la tristeza» y «Páginas Barrocas») del escritor argentino Raúl Ariel Victoriano. Diecinueve historias aparentemente heterogéneas conectadas sin embargo todas ellas por el relato de pequeños y casi siempre inadvertidos dramas cotidianos, a medio camino sus protagonistas  entre la fatalidad y la esperanza, atravesadas sus vidas por una tristeza serena sin rastro de amargura.

Desamparo, soledad, pérdida, dolor, resignación pero también inocencia, compasión, ingenuidad, emoción y sentimiento es lo que encontramos en estos relatos. La belleza que ocultan las rutinas, la indefensión y la ternura que late en la vejez, la inmortalidad del amor, la escritura como redención… Continuar leyendo «Victoriano, R. Ariel: Escarcha»

Choque generacional

 

¡Me agotan! ¡Esta familia mía despedaza mi paciencia! Tradición, normas, responsabilidades…  Sieeempre el mismo discurso, sieeempre la misma regañina, sieeempre esos odiosos aires suyos de superioridad. Muy joven ─dicen ellos que soy─ demasiado joven e inexperta todavía para comprender la importancia inmensa de nuestros ritos, de nuestras costumbres, de nuestros blablabla… ¡Ja! ¡Si supieran! No entienden nada. Mucha clarividencia, mucha perspicacia pero… nada de nada. Ni lo intentan, vaya. Y lo peor es que ni siquiera me escuchan, ¡maldita sea! Habitan un mundo inexistente. Un edén de fantasía. Un paraíso que se extingue bajo sus pies y no se dan cuenta. ¡Qué ciegos están! Traición, llamaron a mi feliz innovación ¡Traición! Y de inmediato mi varita y mis hechizos requisaron. Castigada como una criatura, ¡qué vergüenza! Los tiempos cambian y también nosotros habremos de cambiar algo con ellos, digo yo. Y, sí, por supuesto, reconozco que mucho más romántico, más adorable y cautivador, quizás, resulte transformar ratones y calabazas en carruajes y zapatos de cristal pero las niñas de hoy en día ya no sueñan ser princesas y gracias a mi (¿imprudente?) picardía, mirad cuan radiante y orgullosa conduce ahora Cenicienta su ferrari por toda la ciudad. Continuar leyendo «Choque generacional»