Pinceles a flor de piel

 

Lentamente devoró su alma la tristeza. La desesperanza, el abatimiento, la desilusión… aquella tan oscura e inexplicable atracción suya por el daño y la derrota, ganaron para siempre la batalla. Un corazón frágil y herido dejó a destiempo de latir. Perdió el otoño sus colores, a su pintor la poesía y entre ardientes campos de trigo, demacrados campesinos, cálidos y dorados girasoles,  bajo el amparo incierto de la memoria del arte y del tiempo, vaga desde entonces el espíritu atormentado, siempre sombrío, de un hombre al que un sueño de luz, emoción y color, de improviso, embrujó; de un hombre torturado con pasión por un anhelo de belleza que, sin saberlo, un breve instante, muy breve, rozó. Furia, belleza, abismo, delirio, melancolía… Impresiones errantes, hipnóticas, doloridas, fugaces… Desgarradas, malheridas y sublimes, pinceladas de eternidad. Continuar leyendo «Pinceles a flor de piel»

La velocidad del otoño

 

¿Hay belleza en la vejez? ¿cómo enfrentarse a algo para lo que nunca nadie nos preparó? ¿es posible mantener la propia identidad hasta el final?… Del paso del tiempo, de la melancolía y la nostalgia, de la soledad y el vacío, de la indefensión y el miedo, a medio camino entre el humor y el drama, nos habla Alejandra en esta obra -«La Velocidad del Otoño»- articulada en torno a la conversación que, en un momento crítico de su vida, esta mujer mantiene con el más pequeño de sus hijos. Continuar leyendo «La velocidad del otoño»

Citati, Pietro: La muerte de la mariposa

 

Eran la misma persona con dos corazones y dos cabezas; y esos dos corazones y esas dos cabezas se volvían apasionadamente el uno hacia el otro, el otro contra el uno, hasta arder en una única hoguera.

Recién publicado por Gatopardo Ediciones, “La muerte de la mariposa” es el relato de un amor, de una devoción y una pasión, de una lucha feroz contra el alcohol y la enfermedad, de una época ligera y fugaz, chispeante, bohemia y luminosa donde los sueños parecían fácilmente poder convertirse en realidad. Continuar leyendo «Citati, Pietro: La muerte de la mariposa»

El genio de los deseos

 

Suspira y cierra los ojos… En su recuerdo: mil y una noches repletas de estrellas; olor a jazmín; el tañido melodioso de las campanas meciendo con dulzura el despertar de la ciudad. Una ciudad ya para siempre convertida en nostalgia. Frente a ella: el cruel silencio de las fotografías; oscuridad, tristeza, cansancio; frío y devastación. En su alma: un deseo; una súplica; una oración. Entre las nubes, lejos, muy lejos, de aquella tierra tan herida: la magia. En el destierro eterno de los mundos perdidos: un hechizo. Un genio acurrucado en su lámpara que lágrimas de impotencia y rabia lloraba. Continuar leyendo «El genio de los deseos»

De piratas y corsarios

 

En el lugar más recóndito de la isla, en una tumba sobre una colina al borde del mar, unos mortales restos reposan. Allí yace también un hechizo. El eco eterno de la aventura de un mundo perdido, la magia y la fantasía, la curiosidad, cierta infantil inocencia, es lo que aquella sepultura sin nombre custodia. Cuentan que, en las noches de tormenta, una extraña canción el viento silba, al tiempo que dos feroces bucaneros desde un velero espectral a su inmortal hacedor saludan. Ron, ron, ron… parece la ventisca gemir. Entre las olas sueña su tesoro John Silver. Enigmático, sonríe. Continuar leyendo «De piratas y corsarios»

Añoranza

 

La busco entre la sombra de un recuerdo

Nunca está

Sombra antigua, efímera y burlona

Sombra dolorida, insolente y magistral

Vagabundo de sueños

 Vagabundo de ilusión

Lucidez devastadora que, cruel, mi derrota murmura

Desgarro, pérdida, desesperanza

 Desamparo y llanto en un recuerdo ahogado

Estrella inalcanzable

Estrella mágica y fugaz

 Tenue brillo entre tanta oscuridad

 Incapaz de retenerla, junto a ella mi alma siempre va

Una lágrima en mis ojos

 Un recuerdo

 Plomo en mi silencio      Continuar leyendo «Añoranza»

Muñeca de porcelana

 

«Muñeca de porcelana» ─»China Doll» en su versión original─ obra escrita en su momento por David Mamet para Al Pacino y ahora en España magníficamente interpretada por José Sacristán, nos adentra de forma descarnada y muy ácida en los entresijos del poder, en un mundo oscuro,  turbio  e inquietante de dinero, secretos, mentiras, influencias, traiciones… en el siempre opaco universo de la política (de quienes tras ella impulsan ciertas decisiones al amparo de las sombras) y de la corrupción. Continuar leyendo «Muñeca de porcelana»

Un día cualquiera

 

El día que las olas del mar apaguen con su espuma el fuego del amanecer

 Que la luz del arcoíris aplaque con su brillo la ferocidad de la tormenta

El día que bajo la arena una estrella de mar llore su añoranza por el cielo del que una noche antigua cayó

Que rocen tus ojos los míos y una sonrisa fugaz ahuyente de tu rostro el desconcierto

El día que un instante mi recuerdo venza al vacío de tu olvido…

Sólo ese día mi corazón podrá quizá latir de nuevo

 Y sentir que  alguna vez hubo magia en el mundo. Continuar leyendo «Un día cualquiera»

Quinto B

 

El mismo piso. De nuevo. Y ya eran tres los asaltos que aquel agosto había sufrido, algo ciertamente excesivo incluso para tal mes. Como siempre puerta de par en par, cajones desvalijados, libros por el suelo, nada, al parecer, que echar en falta. Un halo de misterio envolvía sin remedio a su inquilina. ¿Qué escondía aquella anciana y quién lo buscaba con tanta tenacidad? Desplomada en su sillón, rodeada de policías, ella temblaba, no de miedo sino de emoción. Debía acabar con semejante desatino ─lo sabía─ pero tanto le pesaba la soledad… Y tan divertida resultaba siempre su pequeña picardía… Continuar leyendo «Quinto B»

Niños de nadie

 

…Elige siempre la esperanza

Séneca

Elmer Mendoza nació un día de invierno frío y muy lluvioso. Nadie recuerda con exactitud la fecha pero sí el frío y la lluvia que por aquel tiempo cayó durante días. Y la niebla. Una niebla espesa que llegó de golpe a la ciudad borrando todas las cosas. Quizá fuera enero. Quizá no. Nunca a causa de semejante olvido ha celebrado su cumpleaños. Nunca ha tenido regalos, tartas, ni velas donde soplar un deseo.

Aquel invierno, el invierno de doce o quizá trece años atrás en que Elmer vino al mundo, los padres habían vendido la poca tierra que aún tenían en la aldea natal y, esperanzados como nunca estuvieron, como ya nunca volverían a estarlo, habían marchado a la capital en busca de un futuro más próspero para el hijo que venía en camino.

 Pero sabido es que nunca tuvo compasión con los pobres el destino y solo un terreno en un suburbio de la periferia, próximo en exceso al inmenso vertedero que delimita el contorno de aquella ciudad inhóspita y áspera como pocas, fue a lo que debieron conformar su nueva vida. Continuar leyendo «Niños de nadie»