
Esas alas servían para volar, ¿verdad, mamá?, para explorar el país de las hadas y viajar lejos, muy, muy lejos, ¿a qué sí? pero mira… ahora están rotas y tan viejas… no funcionarán. ¡Qué pena….! ¡Ay, mami! ¡Arréglalas! ¡Por favor, arréglalas! Lo prometiste. Prometiste que un día me llevarías, que abordaríamos juntas un barco pirata y jugaríamos con los amigos de aquel niño sin sombra, ¿no te acuerdas? Nos estará esperando, dijo que lo haría. Sobre una estrella… ¿cómo era? la primera o segunda de la mañana. Seguro que echa de menos tus cuentos. Le gustaban tanto… ¡Y tiene que devolverte el dedal! Continuar leyendo «Leyendas familiares»








