
La vida, aunque se nos presente de diferentes maneras, sigue siendo la misma
Autor fundamental para la literatura del S.XX hasta el punto de haber sido transformado su nombre en adjetivo, la obra de Franz Kafka (1883-1924) sin embargo pasó completamente desapercibida para sus coetáneos y solo alcanzó reconocimiento tras su muerte. Pese a haber dado instrucciones de que todos sus escritos fueran destruidos en ese momento, su albacea no cumplió el encargo, comenzaron a publicarse sus historias y el éxito fue inmediato.
Quizá La Metamorfosis sea la más conocida de todas ellas (también El proceso), una novela corta, publicada en 1915 por primera vez, tremendamente desconcertante por el surrealismo que recorre la narración y lo grotesco de la situación que plantea.
Gregor Samsa, un modesto viajante de comercio, sostén económico de toda su familia (padres y hermana), se despierta una mañana convertido en un enorme insecto. Transformación que sirve al autor de punto de partida para analizar en profundidad la condición humana y representa, a modo de metáfora, la alienación a que conducen determinados engranajes de los nuevos tiempos.
A medida que su familia reacciona con horror ante su extraña forma, el protagonista se va encontrando cada vez más aislado física y emocionalmente, sin posibilidad de comunicarse, de reclamar ayuda ni consuelo, ahogado por una enorme sensación de claustrofobia y soledad.
La casa familiar, por su parte, es espejo del comportamiento de la sociedad en su conjunto, un microcosmos sofocante que muestra las diferentes actitudes ante lo incomprensible, tanto de los Samsa como de los inquilinos a quienes arriendan alguna de las habitaciones: responsabilidad, compasión, crueldad, indiferencia…
Con una prosa concisa y despojada de artificios, Kafka genera así una atmósfera opresiva y ambigua que logra acentuar el desconcierto de un pobre ser humano enfrentado a su fragilidad y a la extrañeza de su propia identidad.
Alegoría de la indefensión ante una realidad hostil, del sentimiento de pérdida, de la inadaptación personal, la novela, en la que también se han querido ver tintes autobiográficos por la convulsa relación que el autor mantuvo siempre con su padre, resulta demoledora respecto al cuestionamiento que plantea sobre ciertas estructuras sociales: tiránicas, asfixiantes, omnipresentes… y deja en su final una inevitable sensación de tristeza y desesperanza.