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Wendy

 

Su tiempo se agotó, la magia se desvanece en el aire con dulzura y ya se advierte próximo el momento de marchar. Aunque… Tal vez… ¿Y si al fin no fuera necesario? ¿Y si fuera posible esquivar la partida?

Entre el deber y la esperanza, la niña se debate indecisa mientras, a lo lejos, la luz de una ventana para ella siempre abierta aguarda con paciencia su regreso. Al oído un rumor de campanillas, un susurro muy dulce y muy bajito que dolorido le murmura: «Nunca jamás olvides». Un dedal sobre su pecho, cerca, muy cerca, del corazón. Para siempre en su recuerdo, un muchacho de sonrisa pícara y valiente que a duras penas oculta el dolor que sus ojos gritan. Y una despedida: «Segunda estrella a la derecha, ya sabes, todo recto hacia la mañana. Siempre allí te esperaré». Continuar leyendo «Wendy»

Cuando llega el invierno

 

Nieva. La noche cae sobre la ciudad. Ningún astro brilla en el cielo y la temprana oscuridad del invierno todo lo invade. Una atmósfera húmeda y fría sin piedad hiela el mundo con su soplo glacial.

Por las calles nevadas un hombre, apenas un fantasma, camina. Cabizbajo y lento, triste boceto de sí mismo, abotonado hasta el cuello el chaquetón, solapas levantadas, surcos en la frente, cicatrices en el alma…

Solo a las sombras confía su pena y a la gélida noche un chispazo de luz implora en ocasiones sin quererlo. Continuar leyendo «Cuando llega el invierno»

Quimera

 

Mi vida siempre estuvo hecha de apariencias más que de verdades. Es cuanto puedo decir. Nadie en mi alma se adentró jamás y, sin embargo, mucho de mí todos hablaron. Cuentan que alguna vez fui la casquivana musa de un pintor de escaso ingenio y muchos aires de grandeza, que el corazón de un  joven músico −inclemente como siempre fui− en mil pedazos un mal día destrocé, que una leyenda de amores contrariados, de cuando en cuando, a mis ojos se asoma y un mundo de secretos arrastra mi sonrisa. Un juguete en manos del azar, caprichoso y enigmático: tan sólo eso es lo que he sido. Y nada importa lo que digan. Atraparme, no podrán jamás. Soy misterio, embrujo, fantasía… un suspiro, un anhelo, una ilusión… El más dulce verso escapado de labios de un poeta. Un bello sueño que sólo entre tus sueños habita. Continuar leyendo «Quimera»

Las voces del lago

 

Un nuevo amanecer despunta en la laguna y enredado entre la bruma un llanto suave, muy dulce, un llanto que de las ondas y el rumor del agua parece brotar, a esa hora tan temprana, como cada día, se escucha. Y es aquella una voz herida, una voz sin rostro, un eco antiguo y torturado que en la soledad callada de este lugar tan triste y ya sin alma −la más tenebrosa frontera entre la luz y la tiniebla que jamás en el mundo existió− tiernas lágrimas a los espectros arranca. De tanto dolor una mirada impaciente y a destiempo, una mirada de amor vencida, una única mirada, ha  sido la causa. Un rostro de mujer apenas entrevisto. Una condición incumplida. Una promesa a los dioses infringida. Y una condena… Implacable y cruel.  Eterna y definitiva será la separación. Amargo y desesperado el lamento de un frágil mortal que, a fuerza de amor y al hechizo de su canto, el corazón del Averno un día conmovió, de un hombre enamorado que anhelante, un instante antes de que los rayos del sol a la mujer que tras él venía por completo vistieran con su luz, los ojos hacia ella, todavía inmersa entre las sombras, giró sólo para contemplar −fatídica promesa quebrada− como lentamente, por segunda vez y sin duda ahora para siempre, frente a él Eurídice se desvanecía. Continuar leyendo «Las voces del lago»

Dentelladas de nostalgia

 

Lejana sombra de un pasado que para siempre el viento se llevó. Melancolía, humo,  silencio. Instante que pasa y ya no es. Efímero perfume del tiempo que el dolor y la música de un mundo perdido por ensalmo en nuestro recuerdo evoca. Notas suaves de un piano. Arcoíris atrapados entre pompas de jabón. Luz, viento, escarcha, rocío… Tenues huellas de una belleza yerta y olvidada, de una belleza antigua, etérea y  muy fugaz. Latidos de emoción, de dulzura, de alegría, de pena, de esperanza. Quebradizos espejismos que al oído, conmovidos, a las almas sensibles su más poderoso secreto revelan y las hacen −nos hacen− entonces con asombro y  con sorpresa comprender que, siempre, pese al dolor, al desgarro, a la distancia, al miedo y la más feroz derrota, aferrados al anhelo y la nostalgia, tal vez por su memoria confundidos, a su mágico embrujo por completo rendidos, si en ellos fuimos felices un día, allí siempre, frágiles y expectantes, seguimos: en todos los lugares de los que nos hemos ido, en todos los lugares donde un día sin remedio hace mucho entre la bruma del tiempo diluido, otra vida, audaces, jóvenes e insolentes como fuimos, bajo el tembloroso destello de mil estrellas, cómplices, blanquísimas, eternas y serenas, a soñar nos atrevimos. Continuar leyendo «Dentelladas de nostalgia»

Estrellas errantes

 

Cada tarde, ya muy próximo el sol a su ocaso, ella −etérea, suave,  transparente− con esa lealtad inquebrantable tan propia de los amores platónicos, de los amores imposibles −siempre a su cita puntual− hace su aparición. Mágicamente se quiebra entonces la penumbra, arden en el firmamento, cómplices, las estrellas, se conmueven las almas sensibles y la asfixiante grisura del mundo de golpe desaparece, eclipsada tras su luz.

Cobra en ese instante existencia la belleza.

 Silencio… Continuar leyendo «Estrellas errantes»

Un invitado inesperado

 

Si puedes recordarme, siempre estaré contigo

       Isabel Allende

Como cada año, con la festividad de Todos los Santos ─o Día de los Muertos como acá en México la llaman─ con puntualidad exquisita regresa noviembre y la melancolía y oscuridad del otoño, por unas horas, de color y magia, con su algarabía enmascara. De luces y velas, de ofrendas y música, de aromáticos y florales altares, se visten las calles y todo lo invade de pronto el esplendor, la fantasía, el brillo, cierto alegre y fantasmagórico desconcierto: un expectante ambiente de mascarada.

No es esta aquí una época triste, no, al contrario. Vence siempre en estos días la ilusión a la tristeza, a la desolación derrota sin piedad la esperanza, al reencuentro con los vivos prestos acuden los muertos y entre tequilas, tamales, pulques, pipianes y otras mil culinarias delicias ─pan de muerto, tamarindos, tétricas y dulcísimas calaveras…─ solo para ocasión tan especial con amor infinito preparadas, el largo regreso a casa, todos juntos al fin, en torno a la mesa festejan. Continuar leyendo «Un invitado inesperado»

El padre

 

Es como si estuviera perdiendo todas las hojas…

Un anciano enfermo de alzhéimer. Un actor inmenso para darle vida. Una obra que se sirve del humor, de la ironía y de la intriga para abordar un tema delicado y difícil sin caer en ningún momento en el melodrama o la sensiblería, que nos muestra la enfermedad desde la perspectiva de quien la sufre, desde sus pensamientos y la permanente confusión  entre alucinación y realidad que en ellos se produce.

Protagonista absoluto, Héctor Alterio construye un personaje entrañable, muy divertido por momentos, angustiado y dolorido en otros, siempre conmovedor. Con una mirada, con un gesto, con un énfasis o un matiz de la voz nos asoma al alma de un hombre herido y junto a él nos hace vivir su desconcierto, sentir su miedo, su fragilidad, su vulnerabilidad… llorar su olvido y su desolación, asistir a la lenta e implacable pérdida de sus recuerdos, a la desintegración inevitable de su vida. Continuar leyendo «El padre»

Oscuridad y silencio

 

El sol se oculta al fin tras las colinas del Campo de Marte. Ha sido un día largo y caluroso en Roma este 22 de junio del Año del Señor de 1633 y los monjes de Santa María agradecen ahora el leve frescor que anticipa la llegada de la noche. Apenas comentan lo aquí sucedido y sólo unos pocos intuyen que desde hoy el mundo será ya para siempre y sin remedio algo más oscuro. Finalizado el rezo de Vísperas un silencio extraño, pesado como el plomo, invade de golpe todos los rincones del convento mientras en su celda el alma gastada de un hombre cansado y enfermo murmura con infinito desconsuelo «y sin embargo se mueve…». Continuar leyendo «Oscuridad y silencio»

Cuenta la leyenda

 

Nunca mueren los viejos rockeros, cuenta la leyenda y no seré yo quien la desmienta. Al contrario. Casi podría asegurar que sea cierta. Tampoco quiero engañar a nadie y debo añadir por eso que morir tal vez no mueran pero envejecer… ¡ay! envejecer, vaya si lo hacemos.

Dejen que les cuente mi historia. No es una gran historia y nada tendría de particular si no fuera por el único y chiquitísimo detalle de que es la mía. Convendrán conmigo que, aunque insignificante, esta circunstancia resulta para mí fundamental. Aunque, tal vez… tal vez en el fondo sí lo sea. Una gran historia, digo. No sé, ustedes juzgarán. Pero, discúlpenme, a punto estaba ya de andarme por las ramas. Es esta dichosa tendencia mía a divagar que en cualquier momento me asalta. Y es que me encanta conversar aunque muchas ocasiones de hacerlo no tenga, esa es la verdad. Gajes de la vejez, ya les dije que, lenta pero despiadada e inmisericorde como suele, sin apenas darte cuenta, derrotado y solo el día menos pensado te deja. En fin, el caso es que creo haber avivado ya una pizquita su curiosidad y prometo no aburrirles si me brindan, generosos, su atención. Continuar leyendo «Cuenta la leyenda»