
─¡Condenados inútiles! ─maldecía el emperador a sus generales─ ¿Cómo habéis sido tan incompetentes? ¡Por todos los dioses! ¿Cómo habéis permitido semejante desatino?
─….
─¿Cómo? ¡Responded, maldita sea!
─….
─ ¡Tanta vigilancia, tanta guardia recorriendo mis dominios, tanto presupuesto defensivo! ¿Para qué? ¡Decidme! ¿Para qué? Continuar leyendo «Defensa propia»








