
Cerrad un instante los ojos, no más que un instante y dejad que os cuente un secreto. Algo que a nadie jamás revelé, que siempre protegí con cuidado, temeroso de la incomprensión y la soberbia que con tanta frecuencia exhibe el mundo.
Creo ahora, sin embargo, cuando tan lejano queda todo, llegado el momento de referir mi historia.
Así pues, prestad atención. A vosotros confío el relato fiel y certero del más extraño suceso que alguna vez en mi vida aconteció.
Era yo muy joven todavía y por la época en que los hechos que hoy me dispongo a revelar ocurrieron, residía en un pueblecito costero del norte. Una de esas coquetas villas marineras al borde de los acantilados, de inviernos grises y veranos breves, de casitas bajas y tejas rojas, de vientos con sabor a sal… Un paraíso de playas bravas y melancólicas laderas desde el principio de los tiempos ─las gentes del lugar cuentan─ con candor enamoradas de las olas y la arena. Continuar leyendo «Hechizo de luna»








